24 de junio de 2008

Del metro a mi casa... El universo contraído

 

EscherEye Ella habla con premura pero sin acelerarse. No la escucho, el sonido de la música que sale de los audífonos deja de lado cualquier posibilidad de que su voz sea algo más que un murmullo, sin embargo, se de que habla

Habla de un hombre y le gusta, todo su cuerpo dice que ese hombre le gusta

Su sonrisa perenne se extiende sobre sus labios como un manto de gracia… Se mueve con sensualidad, la observo con detalle… Sus ojos cafés claros y expresivos, de hecho en ellos és en donde se trasluce que está enamorada, con ese amor promisorio que da la ignorancia de sí misma y del otro… El amor de ilusión de “me mira y cree que soy de lo veo y creo que es”.

Tiene la piel canela, y sus pies son enormes, son, tal vez, más grandes que los míos, sus uñas, que a pesar de estar arregladas - Me sonrió -“si es que un puede arreglarse algo en la anatomía” son enormes y ese detalle le confiere un aire de humanidad terrible.

Frente a mi hay un hombre, tiene los ojos terriblemente rojos, creo que tiene una infección, se los frota con vehemencia, y parece que quisiera quitarse unas sombras que solo él puede ver; es conjuntivitis.

Hay una vitalidad tremenda en esta muchacha enamorada, la irradia como un sol.

Desvío mi mirada, no quiero que se sienta incómoda, la verdad no es que me dé vergüenza mirar de esa manera, es que no deseo que se cohíba, miro a mi derecha, hay otra mujer, es morena, lleva un uniforme de alguna de las miles de empresas que emplean seres humanos, pero la mirada de ésta es de una tristeza infinita, se esparce por su cuerpo como un manto de niebla arrastrado por el viento… Y sin embargo es bella. Luego miro a otro hombre frente a mí, es enorme y achaparrado, está tranquilo somnoliento… hay tanta belleza en el ser humano.

Pero tanta soledad. Los seres humanos somos únicos irrepetibles… inalcanzables, pero esa unicidad es lo que más no separa, nuestros genes nunca son iguales que el de nadie más, ni siquiera los de nuestros hermanos, cada fragmento de nuestra sangre y de nuestra carne es independiente único (¿acaso lo que nos hace individuos radica en nuestra genética?) Estamos separados por eones… Pero estamos tan cerca…

Podría extender la mano y tocar a cualquiera, siento el calor de los cuerpos muy pegado a mi cuerpo.

Los elementos que nos conforman no son lo que parecen, si alguien dijera que es sólido uno de los huesos de su mano, al rompérsela, descubriría que no… Solo son un montón de átomos girando cohesionados por una fuerza que no comprendemos, lo que es sólido se desvanece y nosotros también.

Se me viene a la mente la película que vi el domingo “El fin de los tiempos” me gusta esa idea de exterminio; una venganza alevosa y concertada de todas las plantas para acabar con nosotros. Recuerdo un concepto de uno de los “agentes” en Matrix, dijo algo así como…“son una plaga, como un virus”… Puede que sea cierto. Entonces nos merecemos esa muerte y todas las muertes.

Me pregunto ¿Porque son bellos los seres humanos? ¿Acaso es porque son capaces de reinventarse el universo? El Aire esta pesado, tengo naúseas y mi saliva se espesa en mi boca.

Los carros se agolpan en la regional como glóbulos rojos de sangre estancada…

Es mi estación, el tren se detiene, camino lento hasta la puerta y veo como todo el mundo raudo, pasa a mi lado, yo camino con las manos en los bolsillos intentando no olvidar mi reflexión.

¿En qué pensaba?

A si,… hung

El universo… ¿Qué somos? La máxima expresión de la divinidad o una de tantas expresiones de la divinidad… ¿Acaso nos importan los ácaros? Si Dios “es” cuantos seres habrá creado, cuantos mundos, No sería Dios si solo se hubiera dedicado a este mundo…. Y si así fuera que nos hace pensar que somos importantes, somos tan pequeños.

El tamaño de las cosas siempre es un problema para nosotros, creemos que alcanzamos la máxima comprensión del mundo, cuando descubrimos las partículas del átono, pero ¿qué hay más allá? No lo sabemos, y menos que hay afuera, donde la imaginación aun no alcanza a concebir nada…

Pero creo que el problema no es Dios, si no nosotros, porque lo que nos hace diferentes no es solo la carne, los genes, los tipos de rostros… Las voces, la manera como amamos y sufrimos, incluso, la idea misma de Dios, Cuando dicen DIOS, todos nos hacemos una idea mental diferente… rostro ensangrentado, busto con aureola, cuerpo entero iluminado…

Ja ja Esa particularización de todo cuanto ocurre.

Creo que nos hacen diferentes las ideas, lo que pensamos y la manera como lo pensamos, las pasiones que están ligadas a esos pensamientos… pero el pensamiento es también un inconstante de energía que se diluye en el universo.

¿A qué viene todo esto Manuel? Me pregunto.

No importa. Salgo de la rampla del metro, se ve la avenida regional. Los carros pasan a una gran velocidad pero casi en el acto deben detenerse. Esta ciudad está enferma. Pienso

Tiene una especia de taponamiento de las arterias (la idea me causa risa) Y los vehículos y las personas lo causamos.

No me extrañaría que la tierra deseara sacudirse estos parásitos…

Camino despacio, alguien se despide de mí. Me quito uno de los audífonos Se que lo he visto pero no sé dónde y la verdad no quiero recordar, no importa. Le digo “hasta luego, que estés bien”. Con determinación y sonrío. Me coloco el audífono.

El aire s está envenenado, hay tanto humo por todas partes.

Uno de los colectivos al pasar deja una estela de humo blanco y espeso que casi me produce una arcada, busco afanosamente el letrero de mi barrio.

Allí está, es un colectivo verde pequeño y oscuro por dentro, así se ve desde afuera.

Poso mis manos en las barras de aluminio y me impulso dentro; la cosa empeora, es muy estrecho y esta casi lleno, solo están desocupados los asientos de atrás “la banca de los músicos”. Camino por el estrecho pasillo golpeando a todo el mundo con mi bolso y mi chaqueta que está colgada del bolso… No importa.

Me siento. Aun tengo náuseas, y el aire se siente cada vez más pesado.

Deseo sacar el libro… No sé si leí algo o no… Si se que terminé la novela… Me gustan esos finales, que te dejan en ascuas… Como la vida misma una eterna incertidumbre.

Se llena, ¡hay tantos carros y tanto humo y tanta gente!

Pero la gente es bella (¿acaso es grotesco eso de ver a la gente bella?)

Pienso que deberían aplicar leyes ambientales más severas, por ejemplo, obligar a las refinerías a producir un combustible más limpio, pero entonces, no se si sería igual, de rentable, o cambiar el combustible por otro menos tóxico, o porque no, regular la venta y circulación de vehículos en todas partes.

Pero inmediatamente sé que es imposible, porque afectaría las ganancias de alguna gigantesca corporación, dirigida por bellas personas que maquinan como exprimir hasta la última gota de vida del planeta…

Porque siempre he pensado que hay seres terribles detrás de todo este caos al que llamamos civilización… Maquinando, manipulando, recreando, destruyendo.

Cuando llegue a casa voy a ir al parque con mis hijas… Pienso en el abrazo de Mariana y Camila. Ya el colectivo ha subido bastante, se siente el aire más claro.

Mi mente regresa al metro, pienso en esa muchacha y en otra que está en la plataforma esperando el metro, estaba vestida con unos “chores” muy pequeños, que dejaban ver sus hermosas piernas torneadas y morenas y la imaginación pudo volar más allá, hasta el ábside de lo desconocido.

El deseo es una ilusión, una idea sobre cosas que en el fondo sabes que no son como las deseas… O mejor, que no son lo que deseas en verdad, eso es el deseo, una trampa. Un etéreo premonitorio final… No hay deseo sin ilusión, la ilusión engaña. Porque el deseo implica posesión.

Pero el problema no es el deseo, si no es lo que deseamos.

Cuando estaba en el metro, desee una máquina que llevara mis ideas directamente a un computador sin necesidad de hacer el ejercicio de recordarlas, sin el riesgo de olvidarlas y tergiversarlas. Pero entonces pensé que así cualquiera podría saber lo que pienso, Hackear mi mente, la idea no me gustó, me produjo un breve temblor en la medula.

Entonces el deseo no es ni bueno ni malo “es”, como es el deseo de defecar, sobre ese asunto que es tan concreto no se puede decir nada profundo, es decir quién diría algo profundo de una cagada… Al igual que de una meada, simplemente son y ya. Por eso el problema no es el deseo, si no la manera como deseamos y lo que deseamos.

El colectivo frena… Me veo de nuevo allí, ojalá al llegar a casa aun conserve estas ideas en mi mente, me bajo del colectivo, está fresca la tarde…

2 comentarios:

Deggyal dijo...

Cosa esta muy bueno y muestra tu parte profunda del deseo fuera de lo externo del cuerpo en el otro...creo que esta muy bacano y que deberias vender la moto para que sigas andando a pie y pensando tanto.

Manuel Duran dijo...

MMMMM Ok no creas que no lo estoy pensando...
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